Seguramente es la salsa que más veces se ha elaborado en casa. Fácil y muy resultona, pega con casi todo: carnes, pescados, fideuá y como no, con pan.
En sus buenos años, mi abuela era la encargada de hacerla pero siendo fiel al estilo original: con mortero y a mano. Nosotros cambiamos el mortero por el pimer y, aunque el sabor del all-i-oli de mi abuela era mejor, nos compensa el hecho de ahorrarnos el esfuerzo que representaba.
Ingredientes
1 huevo, de 1/2 a 1 diente de ajo, sal y aceite de girasol o virgen extra (depende si lo queremos más o menos suave).
Preparación
En un recipiente alargado (el típico para pimer) añadimos un huevo, una pizca de sal y un buen chorro de aceite.
A continuación y con ayuda del pimer, batimos el fondo de la mezcla durante un minuto de reloj sin mover. En cuanto pase el minuto subimos y bajamos lentamente el pimer. Repetiremos en varias ocasiones hasta que ligue.
Rectificamos de sal si fuera necesario.
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